Memorias de Idhún: Tríada

¡Hola!

Continuamos con la sección El Baúl de los Recuerdos y, este mes es el turno de Tríada, la segunda parte de la trilogía, de Memorias de Idhún. 

Como os comentaba en la reseña del mes anterior sobre la primera parte, La Resistencia, esta es una de las trilogías que hizo que empezase a leer y, que me enamorase de la lectura. Lo cierto es que en general la trilogía guarda un recuerdo muy especial en mi corazoncito porque no es sólo lo entretenida que estaba leyendo los libros sino que, como mis amigas del momento estaban leyendo los libros más o menos a la vez que yo, nos dedicábamos a comentarlos a todas horas. 

Lo cierto es que tenía muy buen recuerdo de Tríada, recordaba que este libro me había gustado bastante más que el primero y, que lo había releído bastantes más veces. De hecho, hay pruebas, porque aunque el libro esta muy bien cuidado, las tapas están bastante más desgastadas de todas las veces que leí el libro. Pero para ser sinceros, creo que este libro, no ha envejecido tan bien como sí que lo ha hecho el primero. No es que no me haya gustado, es simplemente que lo recordaba mucho mejor. 

Creo que la trilogía de Memorias de Idhún es de sobra conocida por todos, por lo que no me voy a cortar a la hora de comentar las cosas, de manera que esta reseña va a tener bastantes spoilers. Por otra parte y, antes de continuar, os recomiendo leer también mi reseña de la primera parte de la trilogía. Podéis hacerlo pinchando aquí

Ahora sin mas dilación empecemos a hablar del libro. 

Tríada empieza justo donde dejamos el libro anterior. Los miembros de La Resistencia han cruzado la puerta interdimensional que los lleva hasta Idhún donde se encuentran que las cosas no están como esperaban. Ashran el Nigromante ha avanzado en su conquista de ese mundo y, la última de las torres de hechicería ha caído. Necesitan llegar al bosque de Awa, el último bastión, pero los rebeldes no les reciben como esperaban, mayormente porque les acompaña Kirtash, el hijo del Nigromante y, nuevo miembro de La Resistencia. Los chicos se dan cuenta de que para estar seguros deben emprender un viaje por un mundo desconocido para encontrar y recuperar sus identidades. Sólo así podrán hacer cumplir la profecía de los dioses. 

La trama no está mal. De hecho, la trama es uno de los puntos más fuertes del libro, pero creo que el problema con el que me encuentro en este libro y, del que no me había dado cuenta hasta ahora, por no ser más critica y, probablemente por haber leído bastante menos, es que es un libro de transición. Tríada es un libro que se esfuerza en sentar las bases de todo lo que está por venir en el siguiente libro, hay un montón de contenido completamente innecesario. Y, lo cierto es que yo soy la primera que siente decir esto, pero es la verdad. 

Para empezar, entiendo que es la primera vez en la saga, que como lectores tenemos la oportunidad de descubrir el mundo y, de hecho creo que Laura Gallego hace un excelente trabajo con la construcción del universo, pero creo que  se entretiene demasiado en ello. Es interesante conocer las diferentes razas que habitan Idhún, no lo voy a negar, pero lo cierto es que conocemos a algunas mucho más de lo que llegamos conocer a otras. Es evidente que es porque alguno de los personajes que interactúan con los protagonistas pertenecen a esas razas, pero no es una manera equitativa de conocer a las razas. Un ejemplo muy claro de esto es que a los celestes les conocemos a la perfección, sabemos que son extremadamente empáticos y, pueden leer las emociones del resto. También descubramos que pueden levitar y llamar a los pájaros para que actúen a su voluntad. Sin embargo y, teniendo en cuenta todo el tiempo que está Christan con Ydeon apenas sabemos nada de los gigantes o, de como este ha forjado tanto a Domivat como a Haiass. 

Esto también se ve de una manera muy evidente en los reinos y, en los personajes. El reino de Vanisair lo conocemos bastante desde el primer libro gracias a Alsan/Alexander, mientras que por el contrario, ¿qué aprendemos del reino de Shail? Nada, controlamos a la perfección la geografía del bosque de Awa, pero con la cantidad de tiempo que están en el sur apenas tenemos un vistazo a todo lo que esas tierras son y, sobre todo a penas conocemos a los pueblos fronterizos más allá de los yan. Con respecto a lo que menciono de los personajes, tiene que ver con Kestra, por ejemplo, o con Ziessel. Sé que aun queda un libro, pero Kestra, por sus circunstancias, me parece que es un personaje completamente infrautilizado, del mismo modo que Ha-Din y Qaydar. 

Por otra parte, no veo la necesidad de introducir no uno sino tres triángulos amorosos. Cierto es que todos giran en torno al de Jack-Victoria-Christian y, que finalmente se resuelven, pero no me parece que terminen de aportar nada realmente interesante a la trama. ¿Qué necesidad hay de meter a Gerde en medio? ¿Y a Kimara? Aunque disfruto bastante de Gerde como personaje, me parece que introducirla como parte del triangulo es como decir que para poder ser parte de la trama y causar discordia necesita hacerlo a través de los hombres. Es como que no puede causar la discordia simplemente porque es un personaje malo. Y ya que hablo de ella, me parece que es mala simplemente porque es mala, realmente aunque se hace un ademan de explicar sus motivos, estos no se terminan de entender y, parece que es mala simplemente porque sí. 

Volviendo al tema de los triángulos, creo que meter a Kimara de por medio, es una manera un poco cruel de jugar con los sentimientos de los personajes, sobre todo cuando es extremadamente evidente que Jack no podría cambiar a Victoria por nadie. Kimara, es un personaje al que recordaba con bastante cariño, pero que me ha resultado bastante molesta en esta relectura, me parece un poco infantil ¿soy sólo yo la que tiene esta sensación? 

Otra cosa que me para que no termina de esta muy bien llevada es el final del libro. ¿Cómo puede ser que sea bastante más interesante la batalla que se libra en el bosque de Awa que la que libran los protagonistas para hacer cumplir la profecía? La verdad es que esto es algo que me parece increíble, sobre todo si tenemos en cuenta que un dragón, un shek y un unicornio están luchando contra un dios y, en la otra batalla aunque estén presentes los sheks, hay humanos, magos, feericos, varu y, en general razas mucho menos poderosas envueltas. 

En general, el libro me ha decepcionado. Creo que a mi yo de 12/13 años le gustaba bastante más que a mi yo de 23 porque me iba el salseo. Me explico: este es un libro de romance que pretende ser de fantasía. De hecho, creo que el foco principal del libro es la relación que mantiene Victoria con cada uno de los chicos y, aunque es cierto que es interesante, no es lo que espero al leer un libro de fantasía. No me molesta que el romance esté presente, pero no puede ser lo que se lleve todo el peso de la trama, porque si quisiera eso leería un libro de romance. 

Con todo esto, no quiero que me malinterpretéis y, penséis que el libro me ha dejado de gustar. Este libro va a estar en un lugar especial para mí, porque fue la primera trilogía que leí después de la saga de Harry Potter. Fue la primera vez que espera que los libros saliesen con ansia y, desde luego, fue uno de esos libros que me hizo enamorarme de la lectura en primer lugar. Pero siendo objetivos y, desde un punto de vista más maduro me doy cuenta de que tiene sus fallos y, de que no es perfecto como yo pensaba en un momento. Mi yo de 13 años, le daba 5 estrellas y, porque esa es la puntuación máxima. Mi yo de 23 le da 3, porque siendo lo más objetiva posible creo que es lo que le daría si leyese el libro de primeras ahora mismo. 

Y,  como esta es la última reseña que voy a publicar este año, quiero aprovechar la ocasión para desearos una buena salida y entrada de año. Y, sobre todo que tengáis un feliz 2019. 

¡Nos vemos en el próximo post!

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